San Alfonso María de Ligorio nació en 1696 en Marianella, Italia. Fue el mayor de siete hijos de una familia noble. Desde muy joven, mostró gran inteligencia y habilidades literarias, aprendiendo varios idiomas desde muy joven. A los 12 años, se matriculó en la Universidad de Nápoles para estudiar derecho, donde recibió su doctorado a los 16 años.
A pesar de su éxito como abogado, San Alfonso sintió un llamado a la vida religiosa despues de un caso en el cual defendió al doctor Orsini contra el duque de Toscana. En 1723, ingresó a la orden de los padres redentoristas, fundada para llevar el evangelio a los pobres y marginados. Aquí, encontró su verdadero propósito como sacerdote y dedicó su vida a la evangelización y la escritura.
San Alfonso es conocido por sus escritos sobre teología moral y espiritualidad, que se consideran algunos de los más influyentes en la historia de la Iglesia Católica. Entre sus obras más conocidas se encuentra "Las Glorias de María", "La Práctica del Amor a Jesucristo", y "Las Visitas al Santísimo Sacramento". A través de sus escritos, San Alfonso enfatizó la importancia de la oración, la devoción a la Eucaristía y la Virgen María, y el amor y la misericordia de Dios.
Además de su trabajo como escritor, San Alfonso también fue un líder espiritual y un apóstol infatigable en la evangelización. Fundó la Congregación del Santísimo Redentor en 1732, una orden dedicada a la predicación para llevar la Palabra de Dios a los pobres y marginados. También se destacó por su devoción al Santísimo Sacramento y su trabajo en la formación de sacerdotes.
San Alfonso falleció en 1787 a la edad de 91 años. En 1839, fue canonizado por el Papa Gregorio XVI y es considerado uno de los santos patronos de los teólogos. Su legado como sacerdote, escritor y líder espiritual sigue vivo hoy en día, y su ejemplo de vida piadosa y humilde sigue siendo una fuente de inspiración para muchos.
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