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Clarissa Dalloway es una mujer de la alta sociedad londinense, casada con un diputado conservador del parlamento británico. Clarissa se prepara para dar una fiesta en su casa donde se rencontrará con amigos que hace muchos años que no ve. Mientras pasea por las calles londinenses ultimando los preparativos, Clarissa se encuentra inmersa en sus propios recuerdos y examina las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida, como su romance de infancia con Peter Walsh.

En 1928 a Virginia Woolf le propusieron dar una serie de charlas sobre el tema de la mujer y la novela. Lejos de cualquier dogmatismo o presunción, planteó la cuestión desde un punto de vista realista, valiente y muy particular. Una pregunta: ¿qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas? Una sola respuesta: independencia económica y personal, es decir, Una habitación propia.

Ante la enormidad de la vida, con sus largos años y su final que pareciera que nunca llegará, ¿qué nos motiva a vivirla? Cuando un viaje prometido de una madre a un hijo se ve aplazado en el tiempo, movida desde el futuro cercano a la perpetuidad, ¿Qué se siente saber que el viaje nunca llegará? La residencia Ramsay conocerá la muerte y la pérdida a medida que venga. Son aspectos inseparables de la vida, pero a la vez lo son el amor y la euforia de conocerse a sí mismo en el transcurso de los años.

Es la quinta novela de Virginia Woolf, publicada el 5 de mayo de 1927. Esta novela es un hito del alto modernismo. El texto, centrado en la familia Ramsay y sus visitas a la isla de Skye en Escocia entre 1910 y 1920, manipula hábilmente el tiempo y la exploración.

La relación entre Virginia Woolf y la excentricidad era peculiar. "Desde el primer momento se vio que ella era incalculable, excéntrica y propensa a los accidentes", señala su sobrino, el historiador de arte Quentin Bell. Su aspecto, su ropa y, en suma, ella misma podían generar impresiones encontradas. "Tenía una presencia que la volvía notable de inmediato", dice Madge Garland, legendaria editora de Vogue, al recordar la primera vez que la vio, en los años veinte.

Una habitación propia (A Room of One’s Own) es un ensayo fundamental de Virginia Woolf, publicado en 1929. En este texto, la autora reflexiona sobre el papel de las mujeres en la literatura y en la sociedad de su tiempo. A partir de unas conferencias que ofreció en 1928, Woolf plantea que, para que una mujer pueda escribir y desarrollar todo su potencial creativo, necesita independencia económica y un espacio propio, libre de interrupciones.

Una habitación propia no es solo un ensayo sobre literatura, es una guía de liberación interior para cualquier mujer que busque independencia, voz propia y un espacio mental donde florecer. Con una lucidez adelantada a su tiempo, Virginia Woolf plantea una verdad esencial que sigue vigente: para que una mujer pueda crear, necesita libertad económica, estabilidad emocional y un lugar propio —físico y simbólico— donde no tenga que pedir permiso para ser.

Mabel, una mujer separada, es invitada a una fiesta de la señora Dalloway. Sin embargo al llegar al lugar, y tras mirarse en el espejo con su vestido amarillo, se obsesiona con su apariencia, lo que ha sido su vida, y con lo que los demás podrían estar pensando de ella.

JARDINES DE KEW: Virginia Woolf captura la esencia efímera de la vida a través de las interacciones fugaces entre los visitantes de los famosos jardines botánicos. A lo largo de un día soleado, personajes de diversas edades y clases sociales se cruzan en senderos bordados de flores exóticas y follaje exuberante. Woolf emplea su característico estilo de flujo de conciencia para explorar los pensamientos y emociones de sus personajes, revelando profundidades ocultas en sus vidas cotidianas y efímeras.

En Lunes o Martes, Virginia Woolf nos transporta a un mundo introspectivo y fluido, utilizando su distintivo estilo de escritura. El relato sigue el vuelo errático y simbólico de una garza, que sirve como metáfora de la búsqueda de claridad y verdad en medio del caos cotidiano. A través de breves viñetas, la narración capta fugaces momentos de la vida en Londres, explorando la intersección entre la percepción subjetiva y la realidad objetiva.

En «Una novela no escrita», la protagonista —alter ego de Virginia Woolf— especula sobre la vida interior y el alma de una persona mientras la observa desde el asiento de un tren.

En La marca en la pared, Virginia Woolf lleva al lector a un viaje introspectivo, observando una mancha en la pared. La narradora, mientras intenta identificar la marca, se sumerge en una serie de reflexiones y pensamientos que abarcan desde la naturaleza de la vida hasta cuestiones filosóficas. La historia es una obra maestra del monólogo interior, representando una exploración íntima de la mente humana, que culmina en una revelación inesperada sobre la marca.

La duquesa y el joyero de Virginia Woolf es un cuento que explora las complejidades de las relaciones humanas y las expectativas sociales. La historia sigue a Oliver Bacon, un joyero modesto, que se enamora perdidamente de la duquesa de Lambourne, una mujer de alta alcurnia. A pesar de las diferencias sociales abismales entre ellos, Bacon cree que puede conquistar el corazón de la duquesa con un regalo extraordinario: un collar de esmeraldas. Sin embargo, la duquesa no muestra ningún interés en el collar ni en Bacon, lo que lo sumerge en una espiral de desesperación y obsesión.

Si bien el ensayo emplea un narrador ficticio y la prosa para explorar a mujeres (tanto escritoras como personajes de ficción), y el manuscrito preparado para las conferencias se tituló "Mujeres y Ficción", el ensayo está considerado no-ficción. Generalmente se clasifica como un texto feminista, y su argumento gira en torno a un espacio literal y ficticio para escritoras que se encuentran dentro de una tradición literaria dominada por hombres.