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Los hermanos Callender, miembros del Club de los sabuesos, no se creen lo que les cuentan si no lo ven por sí mismos, tienen una enorme curiosidad y un gran espíritu de aventura. Por eso, no se quedan tan tranquilos cuando asisten a la inauguración de la exposición donde se va a exhibir el famoso papiro de Turín y descubren que... ¡el papiro ha desaparecido!

Los Sabuesos vuelven a Londres para conocer el famoso papiro de Hunefer (famoso, claro, para sus padres, que son arqueólogos). Pero nuestros amigos tienen una extraña habilidad para estar en el sitio apropiado en el momento oportuno, ya que solo ellos se percatan de que una extraña pareja ha cogido una pieza que se exhibe al lado del papiro, el cofre de Anubis, y se la llevan... ¡con el monito Toth dentro!

Daisy Fisher, la niña arquera y nueva socia del Club de los Sabuesos, ha vuelto a El Cairo en compañía de su abuelo, también insigne egiptólogo. Es un especialista en las fiestas de los faraones y una prestigiosa asociación cultural egipcia lo ha invitado como asesor. Van a recrear la antigua fiesta de Heb Sed, que tendrá lugar en la pirámide de Zóser. ¿Y no sabéis quiénes van a acompañarlo? ¡Por supuesto! Nuestros amigos del Club de los Sabuesos.

Todo comenzó un lunes por la mañana, cuando mi padre, el famoso arqueólogo James Callender, nos dijo: "Niños, ¡nos vamos a Egipto!" Los hermanos Callender, Laurie, Joseph, y Elizabeth, no se creen lo que les cuentan si no lo ven por sí mismos, tienen una enorme curiosidad y un gran espíritu de aventura.

Los hermanos Callender, miembros del Club de los sabuesos, tienen una enorme curiosidad y un gran espíritu de aventura. Cuando su padre es elegido director de una exposición en París, están encantados de pasar allí unas vacaciones..., que no serán tan tranquilas al comprobar que el Escriba sentado, la pieza maestra de la exposición, no es más que una imitación.

Todo comenzó un lunes por la mañana, cuando mi padre, el famoso arqueólogo James Callender, nos dijo: "Niños, ¡nos vamos a Egipto!" Los hermanos Callender, miembros del Club de los Sabuesos, no se creen lo que les cuentan si no lo ven por sí mismos, tienen una enorme curiosidad y un gran espíritu de aventura. Y cuando acompañan a sir Andrew a Amarna no imaginan que conocerán a la propia Nefertiti, al escultor que talló su famoso busto movido por su amor y hasta al propio Akenatón.

Todo comenzó un lunes por la mañana, cuando mi padre, el famoso arqueólogo James Callender, nos dijo: Niños, ¡nos vamos a Egipto! Los hermanos Callender, miembros del Club de los Sabuesos, no se creen lo que les cuentan si no lo ven por sí mismos, tienen una enorme curiosidad y un gran espíritu de aventura. Y cuando viajan a Taposiris Magna, las ruinas del palacio de Cleopatra, y conocen a Marcus y Alfred O’Reilly, expertos mundiales en esta reina, además de gemelos estrafalarios, se empeñarán en acompañarlos en su busca de la tumba de Cleopatra.

Los hermanos Callender, miembros del Club de los sabuesos, no se creen lo que les cuentan si no lo ven por sí mismos, tienen una enorme curiosidad y un gran espíritu de aventura. Y cuando, por una apuesta, acompañan a su amigo Peter Morgan en busca del mítico país de Punt, no pueden imaginar los peligros que los acechan.

Los hermanos Callender, miembros del Club de los sabuesos, no se creen lo que les cuentan si no lo ven por sí mismos, tienen una enorme curiosidad y un gran espíritu de aventura. Y cuando sus padres les anuncian que van a pasar un mes entero recorriendo el Nilo en un barco igual que los que se usaban en la época de Ramsés II, ya saben que van a vivir experiencias increíbles.

Acudir a una conferencia sobre Ramsés II no es lo que los miembros del Club de los Sabuesos entienden como una buena manera de divertirse, pero si la charla se acompaña de una exhibición de tiro con arco, la cosa mejora. Un arco que es una réplica exacta del que utilizaba Ramsés II y que está bien guardado en el museo. ¿O no?

Los hermanos Callender, miembros del Club de los sabuesos, no se creen lo que les cuentan si no lo ven por sí mismos, tienen una enorme curiosidad y un gran espíritu de aventura. Y cuando su padre les cuenta que una de las patas de la Esfinge de Giza guarda un misterio... ¡No saben hasta qué punto tiene razón!