Títulos en Ratones, hámsteres, cobayas y ardillas

¿Quién es Geronimo Stilton? ¡Soy yo! Soy un tipo distraído, con la cabeza en las nubes.... Dirijo un periódico, pero mi verdadera pasión es escribir. ¡Aquí en Ratonia, en la Isla de los Ratones, todos mis libros son unos best sellers!

Son esas historias cómicas, tan tiernas como un queso de bola, tan gustosas como un gorgonzola y tan entretenidas como contarle los agujeros a una loncha de gruyer.... En definitiva, historias morrocotudas, ¡palabra de Geronimo Stilton!

Este audiolibro tan superratónico incluye El código del dragón, Misterio en París, La montaña parlante, Aventura en Nueva York y Misterio en Hollywood.

Los maravillosos personajes de esta historia de animales, el topo, el ratón, el tejón, el sapo, las nutrias... viven junto a un río y más allá del mismo se encuentra un bosque salvaje y peligroso pero bello y atractivo. El topo está cansado de hacer limpieza en su madriguera, por lo que decide salir a conocer el mundo exterior y así se va a sorprender de tanta belleza que encuentra, pero a la vez le asusta un poco el ajetreo y el bullicio que hay en la orilla del río.

El cuento de unos ratones traviesos. Había una vez una preciosa casa de muñecas que pertenecía a Lucinda y Juanita. En la casa todo era diminuto, hasta las comidas, que eran todas de plástico, eran réplicas perfectas de la comida de verdad. Un día cuando Lucinda y Juanita no estaban en casa Pulgarcito y su mujer Jancamanca que eran un par de ratones que vivían al lado de la casa, decidieron entrar a buscar algo de comer, pero se llevaron una buena sorpresa. ¿Os gustaría saber lo que les pasó a los ratoncitos? Pues escuchad este Audiocuento y lo sabréis

Hace muchos años en la ciudad de Hamelin había un problema enorme por una invasión de ratas que habían venido del campo y los vecinos de la ciudad no sabían cómo deshacerse de ellas.Un día apareció un desconocido que dijo al alcalde que a cambio de una recompensa haría desaparecer a las ratas del pueblo.Le dijeron que si, con lo que se puso manos a la obra inmediatamente y empezó a tocar una flauta e inexplicablemente todas las ratas empezaron a salir de sus agujeros y sin pensárselo mucho comenzaron seguirle a medida que iba tocando la flauta, como si la música las tuviera hipnotizadas.

El cuento de la señora Bigarilla Lucía era una niña que vivía en una granja y era bastante buena. El único defecto que tenía es que se le perdían constantemente sus pañuelos. Un día andando por la ladera de una colina buscando sus pañuelos donde creía que se le habían caído encontró entre unas rocas una pequeña puertecita y oyó que alguien estaba cantando dentro.

Al despertarse esta mañana, Lila se ha dado cuenta de que se le movía un diente. Preocupada ha comenzado a hacerse muchas preguntas: ¿Qué pasa si me trago el diente mientras duermo? ¿Y si se me cae en el colegio? ¿Y si lo pierdo? ¿Cómo sabe el ratoncito que se me ha caído un diente? ¿Y si se le olvida pasar?

Vive la magia del bosque en este álbum de Gemma Camblor y Esther Gili. El otoño ha comenzado y Blas Ratoncio regresa a casa tras uno de sus largos viajes exploradores. Ha llegado el momento de prepararse para la llegada del frío y tendrá que hallar la manera de ahorrar algunas bellotas para sobrevivir el invierno. En su búsqueda, ayudará a varios de sus vecinos a encontrar su lugar en el Gran Bosque y dará con un trabajo inesperado. Acompaña a Blas en esta divertida historia, repleta de detalles escondidos y de personajes entrañables que te harán descubrir algo nuevo en cada lectura.

Los ratones viven en un paraíso. ¿Qué es el paraíso para un ratón? Comer tarta y bailar el rock. Pero, de repente, el paraíso se convierte en un infierno. Y... ¿qué es el infierno? Conocer los dulces y hacer dieta luego.

Hace muchos años en la ciudad de Hamelin había un problema enorme por una invasión de ratas que habían venido del campo y los vecinos de la ciudad no sabían cómo deshacerse de ellas.Un día apareció un desconocido que dijo al alcalde que a cambio de una recompensa haría desaparecer a las ratas del pueblo.Le dijeron que si, con lo que se puso manos a la obra inmediatamente y empezó a tocar una flauta e inexplicablemente todas las ratas empezaron a salir de sus agujeros y sin pensárselo mucho comenzaron seguirle a medida que iba tocando la flauta, como si la música las tuviera hipnotizadas.

La ardillita Come nueces era una de las más juguetonas del bosque pero también una de las más pesadas y si no que se lo digan al pobre Viejo Pardo, el gran búho que vive en el enorme roble hueco en el centro del bosque. Va a tener que aguantar todas las bromas, canciones y acertijos que la ardillita Comenueces le plantea sin cesar. Está un poco harto y al final el gran búho va tomar una determinación. ¿Queréis saber cuál?

Había en Gloucester un sastre que era muy buena persona, y cuando le sobraba algo de tela después de terminar las ropas y trajes que le encargaban, dejaba los trocitos de tela para hacer chalecos para ratones. Un día le encargaron una casaca de seda roja muy bonita, con toda clase de bordados, y un chaleco que iba a juego. Al sastre se le terminó el hilo rojo que le hacía falta para coser los ojales de la chaqueta, así que mandó a su gato Simplón a que comprara el hilo, y se echó a dormir.

Una nueva y divertida aventura de la pandilla de la ardillaLos miembros de la pandilla de la ardilla están en el desván, pensando a qué pueden jugar, cuando de pronto se apaga la luz. En la oscuridad, las cosas parecen muy distintas de lo que son, y todos están bastante asustados. Bueno, todos no, porque Irene no tiene mied o a nada. ¿O sí?Los miembros de la pandilla de la ardilla están reunidos en el desván. Elisa se ha marchado para hacer unos arreglos en el cole y ellos han decidido esperarla allí.

El pequeño Adudu se ha metido en un lío tremendo; se ha colado en la cocina de su madre en plena noche y ha dejado sin desayuno a sus hermanos. Siguiendo los consejos de una musaraña, tendrá que salir a la selva en plena noche a conseguir más comida para que no lo castiguen.

El futuro rey Alfonso XIII, cuando era pequeño, vio que empezaba a movérsele un diente y eso le dio pavor. Así que su madre, la reina regente María Cristina encargó a Luis Coloma, entonces académico de la lengua, un cuento para calmarle.