Annett Fürst creció en la costa báltica alemana. La vista del mar embravecido con los barcos que pasaban y los paseos por los bosques de pinos naturales despertaron su anhelo de mundos místicos y lugares exóticos a una edad temprana.
Además de escribir, le encantan los caballos, su creciente manada de perros, los domingos en la cama y, por último, pero no menos importante, su comprensivo marido.
A Annett Fürst le gusta sobre todo escribir historias de amor oscuras en las que ella (o más bien sus protagonistas) puedan liberarse de verdad, y a través de las cuales, las pasiones y las necesidades más ocultas de los humanos -y de los seres paranormales- puedan salir a la luz.
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